La historia de la Semana Santa es mundialmente conocida por la mayoría de las personas del mundo occidental: Jesús entra a Jerusalén, es traicionado y muere crucificado en el monte Gólgota. Sin embargo, ¿qué pasó exactamente en cada uno de los días de la Semana Santa?
En este post descifraremos, día por día y en su contexto histórico, los acontecimientos que desembocaron en la crucifixión de Jesús de Nazaret. Para ello hemos utilizado el Evangelio de Marcos como fuente primaria y las obras de Flavio Josefo y la literatura rabínica clásica como complemento del contexto histórico.
Día 1. Domingo de Ramos.
Tras varios años predicando en el norte de Israel, Jesús de Nazaret peregrinó a Jerusalén cumpliendo un mandamiento de la Torá que indica que algunas festividades deben celebrarse en el Templo. La peregrinación, en aquella época, era parte de la fiesta.
Los habitantes de Jerusalén salían al encuentro de los peregrinos y los recibían con himnos de alabanza. Uno de los cánticos decía «Señor, danos salvación», que en hebreo se pronuncia «Hoshía na». Este es el origen de la exclamación «¡Hosana!», presente en la liturgia cristiana.
Así recibieron también a Jesús, que era el líder de un grupo de judíos de Galilea. Llegaron a Jerusalén para celebrar Pésaj y recordar, junto con todo el pueblo, la historia de la salida de Egipto. En Jerusalén, durante las peregrinaciones, reinaba un gran ambiente festivo.
Día 2. Lunes.
Jesús pasó la noche en Betania, una pequeña aldea situada a 3 km de Jerusalén. A la mañana siguiente regresó a Jerusalén con sus discípulos, entró al Templo y, armando un alboroto público, protestó contra la corrupción de los comerciantes y los cambistas.
Acusó a los sacerdotes, que controlaban el Templo y eran aliados de Roma, de ser corruptos y ladrones. Con esta acción política en contra del establishment Jesús se dio a conocer en Jerusalén y llenó a mucha gente de esperanza, pero también firmó su propia sentencia de muerte.
La sociedad judía de la época de Jesús estaba profundamente dividida. Los sacerdotes constituían el movimiento elitista de los saduceos. Además de ser aliados de Roma, tenían una ideología conservadora y vivían en Jerusalén. Eran aristócratas y estaban desconectados del pueblo.
Los fariseos, en cambio, eran los representantes de las clases bajas. Se oponían al monopolio saduceo del Templo, vivían en zonas rurales y tenían oficios manuales. A diferencia de los saduceos, que querían conservar el statu quo, los fariseos esperaban la llegada del mesías.
La protesta de Jesús en el Templo fue considerada una acción tumultuaria y sediciosa. Los sacerdotes lo identificaron enseguida como un líder fariseo popular y «empezaron a buscar el modo de acabar con él, pues le tenían miedo porque la gente escuchaba su enseñanza» (Marcos 11, 18).
Día 3. Martes.
Jesús durmió de nuevo en Betania y a la mañana regresó a Jerusalén. Al llegar al Templo se puso a debatir con saduceos y fariseos. Las diferencias entre ambos grupos eran políticas, sociales y teológicas. Cada grupo tenía su propia interpretación de la Torá.
Los saduceos, a diferencia de los fariseos, no creían en la resurrección y tenían leyes muy estrictas. Tampoco creían en la Torá oral. Jesús discutió con ellos y fue elogiado por los fariseos, quienes «viendo que les había contestado bien» (Marcos 12, 28) lo reconocieron como rabino.
Debido al tumulto del día anterior —y a que en la mayoría de los casos el pensamiento de Jesús era similar al de los fariseos— fue interrogado en el Templo por los sacerdotes. Tenían que conocer sus motivaciones políticas y decidir si representaba un problema de orden público.
Las autoridades del Templo decidieron detenerlo y acusarlo de un delito de rebelión. Durante las fiestas de peregrinación la ciudad de Jerusalén era un hervidero, y los sacerdotes temían un levantamiento popular. A partir de ese momento Jesús tuvo que pasar a la clandestinidad.
Día 4. Miércoles.
Jesús no salió de Betania en todo el día. No fue a Jerusalén ni al Templo porque los sacerdotes —en colaboración con las autoridades romanas— lo estaban buscando. Las acciones de Jesús desde que llegó a Jerusalén demostraron una fuerte actitud antisistema.
Para la sociedad judía de la época de Jesús, el título de mesías no solamente tenía connotaciones religiosas sino también políticas y nacionales. Proclamar a alguien mesías implicaba proclamarlo rey de los judíos, y eso era un claro acto político de rebelión en contra de Roma.
Los saduceos, acomodados oligarcas aliados del régimen, tenían miedo. Si el pueblo, incitado por las acciones de Jesús en el Templo, se hubiera rebelado contra Roma, los saduceos habrían perdido su estatus privilegiado, sus riquezas y su centro de poder. Lo habrían perdido todo.
Por eso Jesús no salió de Betania. En Jerusalén no había lugar para hospedar a todos los peregrinos y muchos, como Jesús, pasaban la noche en poblados cercanos. Es posible que Jesús tuviese en Betania algún discípulo o amigo cercano (¿Lázaro?) y se quedara escondido en su casa.
Día 5. Jueves (noche de Pésaj)
En Pésaj, los peregrinos sacrificaban un cordero para la cena. Jesús no podía ser visto en el Templo durante el día y envió a sus discípulos a organizarlo todo mientras él permanecía escondido. A la hora de la cena, siendo ya de noche, llegó Jesús a Jerusalén.
Los peregrinos solían celebrar la fiesta en las casas de los jerosolimitanos, en cabañas especiales construidas para la ocasión o en los techos, por falta de espacio. El hecho de que la cena de Jesús fuese en el desván de una casa (Marcos 14, 15) sugiere cierto ambiente clandestino.
Jesús y sus discípulos celebraron Pésaj según la costumbre de los fariseos: tomaron copas de vino antes y después de la cena, bendijeron y partieron el pan, recitaron el Halel (oración compuesta por varios salmos) y, probablemente, relataron la historia del éxodo de Egipto.
Esa noche no regresaron a Betania, como era su costumbre, porque en Pésaj la ley judía exigía quedarse dentro de los límites de la ciudad. Por tanto, después de la cena se retiraron al Monte de los Olivos. Allí había un campamento construido especialmente para los peregrinos.
Día 6. Viernes.
Jesús fue detenido durante la madrugada en el Monte de los Olivos por la guardia sacerdotal. Fue trasladado a la casa del sumo sacerdote saduceo y, con nocturnidad y alevosía, condenado en un procedimiento sumarísimo. Sus acciones en el Templo y la posibilidad de que sea proclamado mesías representaban un enorme peligro para los sacerdotes. Su presencia en Jerusalén amenazaba la estabilidad de los acomodados de la época.
¿Y por qué lo crucificaron los romanos? Porque también para Roma representaba una amenaza. Había una alianza romano-saducea para sacarse de encima, y de manera preventiva, a cualquier rabino fariseo que tenga el potencial de ser proclamado mesías e iniciar una rebelión armada.
Por eso Roma lo acusó de sedición: Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum (INRI). Porque proclamarse mesías era en la Judea del siglo I un acto político de rebelión en contra de Roma.
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